Las tentaciones

Las lecturas de hoy nuevamente tocan el tema de la prueba, pero en este caso se pone en perspectiva lo que es la tentación.  Así lo comenta la Carta del Apóstol Santiago cuando dice que es el hombre el que es tentado por sus propios deseos.

"Cada uno es tentado por el propio deseo que lo arrastra y seduce.  Después el deseo concibe y da a la luz un pecado, el pecado madura y engendra muerte", Santiago 1, 14-15.

El apóstol lo que nos dice es que la tentación nunca viene de Dios.  Dios lo hizo todo bueno y perfecto.  Es el ser humano el que por su naturaleza frájil, se deja seducir por sus propios deseos, ya sea ambición, codicia, entre otras.  Es así también como se puede explicar que la tentación no es pecado, el pecado es cuando un cae en esa tentación.

Más adelante Santiago nos da esperanza cuando dice que "nos dio vida mediante el mensaje de la verdad, para que fuéramoslos primeros frutos de la creación", Santiago 1, 18.  En otras palabras, el pecado es significado de muerte y la Palabra de Dios nos da vida.  Esa es la invitación que Cristo nos hace a diario.  Nos invita a que nos acojamos a él y que sembremos un mundo de vida y de verdad, no de codicia y ambición.

Por otro lado, el Evangelio de Marcos narra como en este caso los discípulos son puestos a prueba por Jesús.  Resulta que los discípulos se quejan porque tenían en la barca solo un trozo de pan.  La respuesta de Jesús fue la siguiente: "Cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes". 

Al igual que los fariseos, que se ponían a pedir pruebas como si los milagros fueran espectáculos públicos, los discípulos fueron puestos a prueba por su fe y Cristo los puso a prueba con una serie de preguntas.  La levadura es un símbolo de fermentación, que hace crecer el pan de la incomprensión y la incredulidad, típico de los fariseos.  La incredulidad de los discípulos fue comparada con la de los fariseos.

Es por eso que debemos tener presente siempre nuestra fe y siempre serle fiel a Cristo y sus enseñanzas.  Pidamosle a Dios Padre a que nuestra fe no dependa de las pequeñeces ni factores externos, sino por el contrario, que seamos testigos de la fe a través de su mirada en la cruz, el trato a nuestro hermano y en las cosas lindas que él nos regala.