Thursday, April 5, 2012

Como vivir nuestro Getsemaní


Hoy celebramos la Cena del Señor junto a sus discípulos y el mandamiento del amor.  Luego, fue entregado por Judas para ser condenado a muerte.  En el momento que Jesús se encontraba en el Huerto de Getsemaní orandole al Padre, fueron muchos los acontecimientos que ocurrieron de por medio, que a la larga simplemente cumplió la voluntad del Padre.

Según el Padre Angel Pagán, sacerdote diocesano de la Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico, Jesucristo se encuentra en un momento de turbación que lo invade cuando osa por última vez ante su Padre.  Hay que tener como perspectiva que unas horas antes estabas en una fiesta, instituistes el Mandamiento del Amor, cenastes con la gente que tú amas y les instituistes el sacerdocio y convertistes el pan y el vino en tu cuerpo y tu sangre.  Lo peor del caso fue que ellos no entendieron lo que estaba pasando.

Horas después estás en el Huerto de Getsemaní solo, sabiendo que uno de los tuyos te traicionó y en cierto modo, frustrado porque todo lo que has hecho fue en vano, los discipulos no lo entiendieron.  Dentro de su condición humana, Cristo fue invadido por la angustia.



"Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz.  Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya".  Y se le apareció un ángel del cielo que lo animaba", Lucas 22, 42-43.  Dos voluntades se enfrentan por un momento, para confluir luego en un abandono de amor ya anunciado por Jesús:  "Es necesario que el Mundo comprenda que amo al Padre, y que lo que el Padre me manda, yo lo hago", Juan 14, 31.

Como vemos nuevamente, Jesús se encuentra en un momento donde ya él solo no puede pues acude a la Fuerza Divina para pedirle la voluntad para seguir adelante.  Es un momento crucial, donde tienes la opción de dar un paso hacia adelante o te quedas estancado, pero necesitas de la oración y de acudir al Padre Celestial para recibir la fuerza del Espíritu para llevar a cabo el plan.

La angustia fue tal que "oraba con más insistencia.  Y le bajaba el sudor a goterones, como de sangre, hasta el suelo", Lucas 22, 44.  Debe ser terrible esos minutos de oración donde la angustia es tal que hasta se te explotan los capilares y comienzas a sudar la sangre.  Definitivamente necesitas ayuda de esa Fuerza Divina, el Padre Celestial, para dar ese paso alante.

Jesucristo dio ese paso alante "y levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena y les dijo:  ¿Por qué dormís?  Levantaos y orad, para no caer en la tentación", Lucas 22, 45-46.  Ya en este momento Jesús iba camino a cumplir la voluntad del Padre pues fue al encuentro para que lo entragaran y llevar a cabo el Plan de Salvación y cumplir lo que dicen las profesías.

¿Cuantos de nosotros no nos sentimos a veces en una situación similar?  No importa si nos han diagnosticado una enfermedad, recibido una carta de desempleo, una desepción amorosa, un hijo que desertó de la escuela, entre otras, siempre tenemos que dar un paso alfrente, pedirle al Padre que nos de la fuerza, para así poder dar ese paso alfrente.

Para dar ese paso tenemos que reconocernos que somos débiles y que solo podemos dar ese paso alfrente si nos acogemos al Padre y le pedimos que nos de la fuerza del Espíritu para que así obre en nosotros.  A la misma vez debemos quitarnos las vendas de los ojos y reconocer que tenemos un problema, reconocer que somos débiles y reconocer que necesitamos de algo más allá para dar ese paso, no podemos estar en negación.

Pidamosle al Padre que la Pasión del Señor nos alimente de frutos espirituales para poder dar ese paso alfrente en nuestras vidas e ir a ese encuentro con nuestro Padre Celestial, que nos guía y alimenta de Vida Eterna.

Que Dios les Bendiga...

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