Durante la mitad del Siglo XX y principio del Siglo XXI el cristianismo ha recibido muchos ataques de distintos sectores sociales, que han sido arropados por el secularismo y el relativismo. Son cada día más los movimientos que van sacando a Dios de sus vidas, tanto en la política, los aparatos gubernamentales, las escuelas, los trabajos y en el que hacer diario.
Hoy estaré tocando un punto de las tácticas ideológicas que se utilizan para manipular a la sociedad y crear un conflicto ideológico, donde se utiliza el argumento y el contra - argumento. La primera manipulación es el dilema. Esto quiere decir que coges un elemento de toda la verdad y lo absolutizas, como si fuera lo único.
Por ejemplo, sabemos que Dios es un Dios de amor, de Misericordia y de Perdón. A la misma vez es un Dios que instituyó 10 mandamientos, que creó al varón y a la mujer para crear un vínculo amoroso y procrear, y sobre todo, propuso una manera de vivir. ¿Dónde está la manipulación aquí? Que nos recostamos de que es un Dios de Amor, Misericordia y Perdón y lo hacemos como la idea absoluta.
Decimos que nos da el libre albedrío, pero no asumimos una libertad, asumimos libertinaje. Decimos que nos va a perdonar y nos recostamos de eso para hacer lo que nos da la gana. Decimos que el no se va a molestar por faltar a Misa un domingo porque es un Dios de Amor. Es así como hacemos de un elemento particular una idea absoluta y así creamos un conflicto para manipular a la sociedad.
Es como decirle a un adolescente "Eres independiente, ¿por qué obedeces a tus padres?". Se sabe que uno puede ser independiente pero a la vez obedecer a tus padres, que es tu deber como hijo, pero rápido ponemos como idea absoluta la independencia, como si ese adolescente no tuviera otras responsabilidades.
Tengamos presente que la verdad de las cosas tienen varios elementos. Dios se hizo hombre, se encarnó en la persona de Jesucristo y fue el mismo Cristo el que nos dio esa libertad. Pero esta libertad es una que lo tiene a él como norte para alcanzar la vida eterna. Es así como sentimos la libertad, cuando sentimos el amor absoluto e incondicional al que Dios nos invita. Lo seguimos cuando cumplimos sus mandamientos, hacemos la caridad y participamos de los sacramentos.
Tengamos presente que el perdón viene acompañado con una actitud de arrepentimiento y con un compromiso de seguir a Cristo a plenitud. Dios les bendiga...
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