En la vida cuando escuchamos el término "democrácia" siempre entendemos que las decisiones se toman por mayoría. Constantemente se lleva a votación proyectos, medidas y resoluciones para ver si esa idea o concepto tiene el apoyo de la mayoría. Lo mismo ocurre en reuniones empresariales, elecciones generales y hasta decisiones familiares.
Sabemos que si un grupo apoyó algo pues se llegó a un consenso pero no necesariamente se ha llegado a un consentimiento al respecto. Una de las formas de manipular ideológicamente a la sociedad es cuando se mezcla el consenso con el consentimiento. El que una mayoría haya votado por algo no significa que es correcto pero la democracia ha sido utilizada para decidir si algo es bueno o malo y obligar al pueblo a que acepte la decisión tomada.
Una manera de pensar sobre el particular es si la democracia decidiera cuál es el color de una camiseta. Esto nos recuerda al Beato Juan Pablo II cuando nos decía que "si la democracia no está basada en principios y en las leyes naturales del ser humano, puede ser la peor tiranía". Eso es lo que ha pasado hoy con muchos gobiernos y grupos sociales, han caído más en tiranía que en democracia.
Por ejemplo, la guerra ha sido utilizada por muchos siglos de la historia como parte de la solución de conflictos. La gran mayoría de la sociedad está de acuerdo que la guerra no soluciona conflictos y que afecta la economía, que son muchas las almas que pierden su vida y que el Demonio se sale con las suyas. Lo que no nos damos cuenta es que la guerra es legal. Por eso mismo es que no significa que el que sea legal, sea correcto. Podrá haber consenso pero no consentimiento.
Esto lo vemos también con la legalidad de los matrimonios del mismo sexo. Podrá haber sido legalizado en algunos paises, pero no significa que es correcto el ir en contra de leyes naturales y el recostarse de un documento para solo tener derechos a herencias y préstamos hipotecarios. Pero, ¿donde está la unión sacramental que Dios consibió? Lo mismo ocurre con los abortos. Podrá ser legal en algunos paises y podrán votar a favor a la medida, pero no es correcto matar una criatura inocente. Todos sabemos que hay vida desde el momento de la concepción y que hay un corazón latiendo.
Los dejo con otra frase del Beato Juan Pablo II, celoso defensor de la vida y de la paz: "La libertad no es hacer lo que te da la gana, es poder hacer lo que es correcto". Seamos defensores del Magisterio de la Iglesia, de la paz y de la vida para así no solo alcanzar un consenso, sino un consentimiento del Pueblo Santo de Dios. Dios les bendiga...
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