Tuesday, July 17, 2012

El divorcio: Lo que dice la Iglesia y sus consecuencias


El divorcio no es reconocido por la Iglesia ya que es el mismo Dios el que propuso una unión indisoluble
El divorcio o la separación es una de las acciones del ser humano que más consecuencias puede traer.  Los involucrados pasan por un proceso de duelo y de luto por el mismo, puede sufrir una depresión y hasta se afectan los hijos.  Pero, ¿cuales son las acciones que llevan a lograr semejante decisión?

Estamos hablando de un hombre y una mujer que pasaron por un proceso de enamoramiento y que prometieron amarse eternamente hasta la muerte.  ¿Qué pasó?  ¿Se acabó el amor?  ¿En qué fallaron? ¿Por qué ya no se aman?  Estas son muchas de las preguntas que hay que hacerse cuando situaciones como estas ocurren en las familias.

Nuestra Santa Madre Iglesia Católica no reconoce tal acción como una separación de este tipo.  Muchos dirán que la Iglesia se inventa las cosas o dirán que Dios no me juzga por eso o dirán que la Iglesia no es quien para juzgar algo que inventaron.  Pero la realidad es todo lo contrario.  Todo lo que se predica y practica es porque el mismo Jesucristo lo constituyó así y está plasmado en las Sagradas Escrituras.

Son muchos los pasajes que demuestran que Dios propuso una unión entre el hombre y la mujer de manera indisoluble.  Aquí solo les mostramos uno de muchos:  "El que se separa de su esposa y se casa con otra mujer, comete adulterio contra su esposa; y si la esposa abandona a su marido para casarse con otro hombre, también ésta comete adulterio", Marcos 10, 11-12.  Estas fueron las palabras de Jesús a sus discípulos cuando le preguntaron sobre matrimonio y separación.

Es de aquí y de muchas otros pasajes bíblicos donde parte el concepto de adulterio al divorciarte y casarte con otra persona.  El Catecismo de la Iglesia Católica dice que "el divorcio es una ofensa grave a la ley natural. Pretende romper el contrato, aceptado libremente por los esposos, de vivir juntos hasta la muerte. El divorcio atenta contra la Alianza de salvación de la cual el matrimonio sacramental es un signo. El hecho de contraer una nueva unión, aunque reconocida por la ley civil, aumenta la gravedad de la ruptura: el cónyuge casado de nuevo se halla entonces en situación de adulterio público y permanente".

Hay ciertos casos donde el divorcio puede ser tolerado y así lo constituye el Derecho Canónico: "Si el divorcio civil representa la única manera posible de asegurar ciertos derechos legítimos, el cuidado de los hijos o la defensa del patrimonio, puede ser tolerado sin constituir una falta moral".  Aquí es donde caen asuntos tales como el engaño, el rapto, la impotencia sexual, los vicios de consentimiento, entre otras que se estipulan en dicho código.  Pero por encima de todo el matrimonio es una unión sacramental que no se disuelve: "Entre bautizados católicos, ‘el matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto por ningún poder humano ni por ninguna causa fuera de la muerte" (CIC can. 1141).

La falta de compromiso es el principal factor de divorcio
La raiz del problema

He escuchado decir a muchos por ahí ejemplos tales como parejas que luego de 4 o 5 años de convivencia optan por casarse y al año se divorcian.  Los escuchas preguntarse sobre el porqué un papel o un compromiso lo cambió todo, a nivel que ya le tienen miedo a ese papel y al compromiso.  La realidad es que el problema está en el mismo compromiso.

Cuando andamos por ahí teniendo relaciones extramaritales antes del matrimonio y comenzamos a ver a la otra parte como un mero placer sexual, no estás cultivando una relación de amor verdadero donde no solo se unen dos cuerpos, se unen dos almas que se hacen una sola.  De esa misma forma que tienes una relación extramarital, de la misma forma vas a estar propenso a ser infiel en el futuro cuando te casas.

De la misma forma, caes en algo que te sirve meramente para resolver y el día que no te guste, te vas y te consigues otra.  Eso tampoco debe ser así.  Un compromiso verdadero es aquel que uno hace con su pareja y la aceptas por sus cosas buenas y malas y van aprendiendo el uno del otro y conociendose y con la promesa de mejorar y modificar, el renunciar a unas cosas, como todo.  Al igual que el sacerdote renuncia a no tener una pareja para entregar su vida a su grey, pues de la misma forma ese esposo o esposa renuncia a ciertas cosas para entregar su amor a su marido o mujer.

Solo de esa forma es que las relaciones funcionan, basadas en el amor verdadero al que Cristo Jesús nos invita.  Cuando hay engaño es lo que después lleva a uno a la desconfianza, a la confusión, a la manipulación y el juego y a vivir de una mera apariencia, lo que provoca a la larga una separación o divorcio.  Ahora te pregunto, ¿la amas o lo amas?  Pues has un verdadero compromiso.  Que Dios les bendiga...

3 comments:

  1. La pérdida de la dignidad por abuso físico puede ser una causa de divorcio y anulación matrimonial.

    Por otro lado quería comentarte que dicen los psicólogos de pareja que convivir antes del matrimonio es un factor de riesgo para el fracaso. Así que eso no conduce a nada. Por el contrario.

    La Iglesia es sabia porque la componemos laicos y religiosos que estudian, por eso cuando se expresa en materias sociales es porque los estudiosos lo han recomendado. No es que se lo sacan de la manga.

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    1. Muy correcto Natalio! Cristo es muy sabio y fundó una Iglesia muy sabia que se ha acatado a lo que él dijo en el Evangelio. Y exacto, no se saca de la manga. El Catecismo de la Iglesia Católica cuando Pablo VI lo escribió en Concilio Vaticano II, lo hizo en base a lo que dice el Evangelio, no fue sacado del aire. Esa es la gran riqueza de nuestra Iglesia, que es Madre y Maestra.

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  2. Buenas tardes, pero creo que se les olvido añadir lo que dice el CIC (el derecho canónico) en el apartado 1153:
    1153

    § 1. Si uno de los cónyuges pone en grave peligro espiritual o corporal al otro o a la prole, o de otro modo hace demasiado dura la vida en común, proporciona al otro un motivo legítimo para separarse, con autorización del Ordinario del lugar y, si la demora implica un peligro, también por autoridad propia.

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