La pastilla del día después |
En el día de hoy vemos como la pérdida de valores, la ciencia y el secularismo están en su pleno apogeo. A esto se le suma el hecho que hay muchas personas jóvenes que aún no conocen a Dios y andan por el Mundo viendo a ver donde caen y que pueden resolver en el momento. Parte del resuelve son las relaciones extramaritales, donde te limitas meramente a satisfacer un placer sexual sin meramente conocer a la persona y no buscar el amor verdadero de Cristo nos propone.
Estos encuentros pueden provocar embarazos no deseados y si se da la concepción buscan la forma de utilizar el aborto como medio para resolver. En una intervención anterior hablamos de los anticonceptivos de barrera y la falta moral grave que conlleva y que no son seguros a la hora de prevenir la concepción y contraer enfermedades de transmisión sexual. Pero hoy se hablará del anticonceptivo abortivo. Existen de dos tipos: el interceptivo y el contragestivo. Hoy tocaremos el anticonceptivo abortivo interceptivo, que quiere decir que hace una interferencia para que la mujer no ovule o la implantación del óvulo, produciendo así un efecto abortivo que impide el desarrollo de la criatura.
Cabe destacar que el aborto es una falta grave dentro del Catecismo de la Iglesia Católica, a nivel que conlleva una excomunión. “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae” (CIC can. 1398), es decir, “de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito” (CIC can. 1314), en las condiciones previstas por el Derecho (cf CIC can. 1323-1324)", dicta el Código de Derecho Canónico. De este modo no se ignora la Misericordia Divina del pecador, sino que se manifiesta la gravedad del crimen.
El Catecismo también estipula que "la vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida". Basta con solo mencionar las palabras del Profeta Jeremías en la Biblia: "Antes de yo haberte formado en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado", Jeremías 1, 5.
Recordemos que el anticonceptivo va en contra de lo que Dios nos propuso cuando nos creo. El sexo es para procrear y para establecer un vínculo de amor. En este caso existe una barrera para la creación y en el caso de un aborto es un homicidio voluntario a la vida humana.
A la mujer le puede provocar efectos adversos tales como la alteración del ritmo, nauceas, pérdida de apetito, caida del cabello, depresión y predisposición a tumores |
Lo primero que hay que mencionar es que los anticonceptivos abortivos son seguros para evitar la concepción y es obvio porque producen un efecto abortivo. Por ejemplo, la pastilla anticonceptiva está compuesta por dos hormonas: el estrógeno y la prosgesterona. El efecto que hace es que bloque la ovulación, altera la mucosidad cervical y la alteración del endometrio, lo que evita que el ovulo se implante. La mujer puede desarrollar hemoragias, nauceas, alteración del ritmo normal del organismo y mayor predisposición a tumores.
Por otro lado, la inyección anticonceptiva provoca que se espese la mucosidad cervical, lo que ayuda a que el espermatosoide no llegue al ovulo y si el ovulo ya está fecundado pues evita que se implante en el útero. Además prohíbe que los ovarios liberen el óvulo. Aunque este método puede ser 99.7% efectivo, la realidad es que produce múltiples efectos adversos en la salud de la mujer. Por ejemplo, le detiene su ciclo menstrual, cambios en el apetito, depresión, pérdida de cabello, aumento o reducción del deseo sexual, manchas en la piel, irritabilidad y vellos en la cara y en el cuerpo.
Otra de las responsabilidades dentro de las inyecciones es que estás obligada a inyectarte una vez cada tres meses, el medicamento deja de actuar 12 semanas después cuando lo dejas de consumir y vuelves a ser fértil después de un año. Puede provocar además osteoporosis, nauceas, dolores de cabeza, sangrado irregular y sensibilidad en los senos.
Por último tenemos la llamada Píldora del Día Después. Esta se consume 72 horas después del acto sexual y lo que provoca es una tempestad hormonal química que modifica la pared del útero y evita la implantación. Esto altera de manera brusca el ritmo de la mujer y las secreciones hormonales, además que le puede dar hemorragias y estar propensa a tumores. Reflexionemos sobre las consecuencias y si verdaderamente vale la pena una excomunión por tal cruel acto. Dios les bendiga...
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