Friday, April 6, 2012

El perdón de Jesús durante su agonía en la cruz


"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen", Lucas 23, 34.

Estas palabras las mencionó Jesús en el momento de la agonía de su muerte en cruz.  Todo se había cumplido.  Anunció su reino e hizo el llamado a la conversión, predicó en la sinagoga, hizo milagros, sanó a los enfermos, se acercó al pobre y nos dio el Mandamiento del Amor, y aun así, lo crucificaron.

A eso le podemos añadir que fue escupido, abofeteado, azotado con un latigo, le pulzaron unas espinas en la cabeza, lo hicieron cargar una pesada cruz y fue atravezado por tres clavos para morir en una cruz.

Cuando nos imaginamos esos hechos vemos lo horrible y macabro de la escena y como así Jesús mantiene una actitud de perdón y misericordia hacia aquellos que lo entregaron y lo mandaron a matar.  Ese perdón no solo era para los soldados romanos y las autoridades gubernamentales, sino que se hizo extensivo a Judas Iscariote al entregarlo, a Pedro al negarlo tres veces y a todos nosotros cuando crucificamos a Jesús con nuestras propias faltas y pecados.

Al hacer una comparación con nosotros que rápido nos enchismamos con el hermano por una simple palabrita que te dijo, un divorcio, una pelea, un engaño, un robo, o cualquier malentendido, nos damos cuenta que ese no es el camino que hemos de seguir, pues rápido dejamos de hablarle al hermano o decimos la famosa frase "te perdono pero no olvido".

Solo imaginemonos a Jesús si nos hubiera dicho "Padre mandales un rayo del cielo y quemalos a todos por crucificarme" o "Preparense porque no se me va a olvidar este sufrimiento en cruz y les esperan tiempos difíciles".  Pobrecito de nosotros si esa hubiera sido la actitud de Jesús en su agonía de la cruz.

Es por eso que el nos invita a perdonar, no importa la falta o pecado que se haya cometido en tu contra.  No importa si es un divorcio, un robo, la matanza de un hijo o un familiar, una terrible enfermedad, negligencia médica, no importa, Jesucristo nos invita a practicar el perdón y la misericordia, pues solo así es que lograremos vivir en una mejor sociedad, pero lo mejor de todo es que nosotros mismos somos libres, pues somos felices al no tener un corazón cargado de dolor, rencor y sufrimiento.

Que Dios les bendiga...

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