Thursday, April 26, 2012
"Soy un hombre libre" ¿Por qué comprometerme?
Hoy día, dentro del ambiente secularizante en el que vivimos, es muy común escuchar la frase "soy libre, ¿para qué atarme a una mujer?". Esa definición que ciertos sectores sociales nos han dado se refleja en la tasa de divorcios, en persona que optan por la convivencia y en las personas que tienen múltiples parejas.
Pero ahora vamos a ver cuál es el verdadero significado de libertad. Imagínense a este hombre soltero, que tiene un hijo que fue producto de un embarazo no deseado, contento porque su madre aceptó la custodia, llega a la casa y no tiene quien lo reciba, en momentos de necesidad sexual lo compensa con pornografía, asistir a las barras que tienen bailarinas exóticas y masturbación.
Por otro lado vemos a este hombre casado, con tres hijos, con una esposa. Cuando llega a su casa es recibido por el beso de su esposa, atiende a sus tres hijos y en los momentos que le vienen tentaciones por imágenes que ve por ahí, rápido piensa en el amor que le tiene a sus esposa y a sus hijos, lo que le ayuda a no caer en la tentación. Este hombre ayuda a su mujer a bañar y a acostar a sus hijos, además de tener muchos amigos, pero no tiene tiempo para verlos debido al tiempo que le dedica a su familia.
Al ver esto rápido se puede pensar que el primer ejemplo es el de un hombre libre y el otro es de un hombre esclavo "amarrado a un compromiso". No se puede perder de perspectiva lo que el Beato Juan Pablo II nos dice sobre la libertad: "Si la libertad no es utilizada, no estás avanzando en base al amor, se convierte en algo negativo y le brinda al ser humano el sentirse vacío y sin cumplir metas".
¿Es libre el primer ejemplo mencionado? ¿O se ha dedicado a complacer sus caprichos personales? Somos seres hechos para amar y eso también conlleva sus costos y hay que renunciar a unas cosas. El primer ejemplo no es libre, es un esclavo de su propia lujuria y egoismo. Mientras que el otro hombre, que aparenta estar "atado", es imagen de amor de Cristo. "Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo", Juan 10, 18. Estas palabras del Evangelista Juan se refiere al pastor que apacenta sus ovejas.
El esposo, como jefe o "pastor" de la familia da su "libertad" por la busqueda del amor y así se purifica su alma. Eres libre para amar, ya sea a tu esposa, tus hijos y a Dios. Te rindes ante tu libertad como un ofrecimiento a los demás. La verdadera libertad se encuentra cuando vencemos esos retos que nos da el amor y el aceptarlos. Detrás del sacrificio hay una gran recompensa, que es la Plenitud de la Vida, la Vida Eterna.
Por lo tanto, no tengan miedo a ser caballeros. El contro de uno mismo es el que te hace libre para amar y la pureza la dejas de ver como una "pérdida". Los dejo con estas palabras de San José María Escrivá: "Cuando decides firmemente llevar una vida pura, la castidad no va a ser una tortura para ti: va a ser una Corona de Triunfo". Que Dios les Bendiga...
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