En esta Semana Décima de Tiempo Ordinario hemos estado meditando un poco el Capítulo 5 de San Mateo, donde nos habla sobre las bienaventuranzas. Hoy jueves Jesús nos habla de una manera especial sobre la comunión con los demás.
Cuando leemos el pasaje vemos emas tales como la misericordia, el perdón y la justicia, pero todo se resume a que si estás en comunión con él, tienes que estar en comunión con el hermano. No se pude estar de buenas con él y de malas con el hermano.
"Por eso, si tú estás para presentar tu ofrenda en el altar, y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí mismo tu ofrenda ante el altar, y vete antes a hacer las paces con tu hermano; después vuelve y presenta tu ofrenda", Mateo 5, 23-24.
Al meditar estos versículos apreciamos que para poder comulgar no podemos estar cargados de odio ni de recor hacia nadie. Cuando recibimos el Cuerpo de Cristo, la misma palabra te lo dice. "comunión", que no es solo unión con Dios, es unión con la comunidad de hermanos de tu parroquia, tu familia, tus amigos, tus compañeros de trabajo, inclusive, aquel al que no conoces.
¿Cuántas personas vemos por ahí que llevan la comunión cargados de odio? ¿Cuántas personas vemos en las parroquias que se sientan lejos para no estar cerca de alguien que no les agrada? ¿Cuántas personas vemos por ahí que en el momento de la paz dan la espalda para no saludarte? Voy más allá, ¿cuántos hay por ahí que no viven en comunión con el obispo de una diócesis por simplemente tener una situación personal pero se dejan llevar por los caprichos?
Este año la Iglesia Católica en Puerto Rico está celebrando los 500 años de la llegada del primer obispo, Don Alonso Manzo. El lema es: "Arquidiócesis de San Juan: Casa y Lugar de Comunión". Esto se debe a esto mismo, pues somos una sola comunidad de hermanos unidos bajo una sola Iglesia, una sola Fe, una palabra, una sola verdad que es Cristo Jesús.
No se puede estar bien con Cristo y mal con el hermano, pues ese no es el modelo de vida que Cristo quiere que imitemos, tal como le dice a sus discípulos en este pasaje del evangelio. Creemos una cultura de paz entre los hermanos y dejemos el odio y rencor a un lado. Solo así podremos manifestar la vida de comunidad, tal y como Cristo nos enseñó. Dios les bendiga...
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