Friday, June 15, 2012

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús



Hoy, viernes después del Domingo de la Fiesta de "Corpus Christi", nuestra Santa Madre Iglesia celebra la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, una hermosa devoción que millones de católicos alrededor del Mundo  practican y han recibido múltiples bendiciones.

"Jesús, durante su vida, su agonía y su pasión nos ha conocido y amado a todos y a cada uno de nosotros y se ha entregado por cada uno de nosotros:  "El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mi" (Galatas 2, 20).  Nos ha amado a todos con un corazón humano.  Por esta razón el Sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación (cf. Juan 19, 34), "es considerado como el principal indicador y símbolo...del amor con que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres (Pío XII, Enc. "Haurietis Aquas":  DS 3924; cf. DS 3812).  Catecismo de la Iglesia Católica, 478.

Es con este pequeño inciso que vemos que Jesús nos invita a que lo sigamos amando y riendiendole culto, pero todo en comunión con la Iglesia y con nuestros hermanos.  Fue por ese amor que Jesús le tuvo a sus Padre y a nosotros que su corazón fue traspasado por las espinas de nuestras faltas y de las veces que vivimos de espalda a él.

La difusión a esta devoción se debe a Santa Margarita de Alacoque que Jesús se le apareció con estas palabras:  "Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrazador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor.  Pero lo que traspasa mi corazón más desgarradamente es que estos indultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio."

Por eso mismo es que son múltiples las bendiciones que se pueden recibir si eres devoto al Sagrado Corazón de Jesús.  En otras palabras, Jesús derrama la misericordia que tiene de nosotros.  La única condición es recibir la Eucaristía.

Recordemos las palabras del Apóstol San Juan en el Evangelio de hoy al decirnos que "cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le aravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua", Juan 19, 33-34.  Cuando contemplemos esta escena, tengamos presente que esa sangre y agua que brotó del Sagrado Corazón de Jesús fue manantial de misericordia para todos nosotros.  Dios les bendiga...



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