Hoy nuestra Santa Madre Iglesia Católica celebra la Fiesta de Santo Tomás Apóstol, uno de los elegidos por Cristo para continuar su misión en este Mundo para propagar el Evangelio a toda la humanidad.
Gracias al Evangelio según San Juan es que Santo Tomás adquiere una personalidad, ya que en los Evangelios Apócrifos se menciona muy poco acerca de él. El primer episodio es cuando Jesús anuncia su intención de regresar a Judea para visitar a Lázaro y le dice a los demás discípulos "Vayamos también nosotros a morir por él", Juan 11, 16. El segundo fue en la última cena cuando le puso una objeción a Jesús al decirle "Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?", Juan 14, 5.
El tercer episodio, el cual meditamos en el evangelio de hoy, es quisás el más recordado y es cuando vemos al apóstol incrédulo cuando los otros apóstoles le anunciaron la resurrección de Cristo, ya que él no estuvo en la primera aparición con el grupo. Les dijo "si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré", Juan 20, 25.
Es aquí cuando Jesús lo reprocha después que se le aparece nuevamente a los doce y Tomás logra tocarle las manos y el costado. Es aquí cuando Cristo le dice "Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído", Juan 20, 29. Pero no podemos recordar a Tomás únicamente por su incredulidad, ya que el dijo una frase que ha resonado en el pueblo Cristiano, inclusive en el Misal Romano Antiguo la asamblea mencionaba esa frase en el momento de la transubstanciación. Tomás le dijo "Señor mío y Dios mío", Juan 20, 28.
El Apóstol lo reconoció como su Señor y como su Dios. Ahora les pregunto, ¿cuántos de nosotros hemos reconocido a Jesucristo como nuestro Señor y nuestro Dios? ¿Cuántos de nosotros lo ponemos como nuestra razón de ser en nuestras vidas? ¿Cuántos de nosotros lo aceptamos y vivimos acorde como él nos enseñó? Estas preguntas son importantes que nos las hagamos cada vez que realizamos nuestro examen de conciencia.
Hay algunos escritos apócrifos, como por ejemplo el "Acta Thomae", conservada en griego y en siríaco, que nos narra donde estuvo Tomás luego de Pentecostés. Los escritos apuntan a que estuvo predicando por Oriente, especialmente en India. En India a Tomás se le confío un dinero para construir un palacio pero se lo dio a los pobres, lo que provocó que el Emperador Gundafor lo encarcelara, pero escapó milagrosamente. Luego fue a otra ciudad y logró convertir a la esposa e hijo del Rey Misdai al cristianismo. Fue ahí donde lo condenaron a muerte y su cuerpo fue atravesado por las lanzas de cuatro soldados.
Acojamos el ejemplo de Santo Tomás Apóstol, otro celoso pastor elegido por Cristo para hacer extensivo el Evangelio. Roconozcamos además a Cristo como nuestro Señor y nuestro Dios tal como él lo reconoció. Dios les bendiga...
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